¡Hola a todos!
Hace ya unos años cuando empecé
en el mundo de las motos como novato que era al hablar con los veteranos, te
ven un poco perdido y te empiezan a contar sus batallitas y grandes verdades
del mundo de las dos ruedas. Hoy voy a por una de las grandes verdades que
distinguen a unos moteros de otros.
Para los que estéis empezando, os
lo voy a decir tal y como a mi me lo dijeron. Un hombre rudo y grande como un
armario, melena cana envuelta por un pañuelo y con una chaqueta de cueros
curtidos como protección, con los parches de las múltiples concentraciones a
las que había asistido me puso una mano en el hombro y me dijo: "Chico, hay dos
clases de moteros. Los que se han caído y los que se tienen que caer. "
Parece algo catastrofista esta
afirmación; pero es quizás la gran verdad de la moto. Uno no es bautizado como
motero hasta que no sufre aunque sea un leve beso con el duro asfalto. Por otro
lado, caerte la primera vez no te garantiza que no vuelvas a perder la vertical
nunca más; eso sí, de cada caída se aprende algo. Esto lo saben mejor que nadie
los que han sido o son pilotos. Solo buscando tus límites puedes aprender a
evitarlos en futuras situaciones de peligro. Sin ir mas lejos esta misma semana
yo he podido evitar una caída que no hubiera resultado fatal para mi; pero si
de cara reparación si hubiera llegado a caer. Además de la manera mas tonta,
sin salir del parking, un vecino me barro el paso con su coche a primera hora
de la mañana y un frenazo de emergencia sobre un suelo resbaladizo mal elegido
para un garaje por el arquitecto, albañil u o responsable de dicha colocación.
Hizo que la rueda delantera perdiera todo el agarre y solo mis reflejos que
nose muy bien de donde salieron ya que eran las 7:30 de la mañana y el
suficiente nervio para aguantar los aproximadamente 200 kg’s de la moto. Fueron
suficientes para evitar la caída. El caso es que de novato seguramente me habría
ido al suelo y después de ya unos añitos se va aprendiendo y cada vez se va mas
atento a todo. Pero uno a veces piensa en las consecuencias por las que ya ha
pasado, como huesos y dientes rotos, contusiones, quemaduras en la piel,
derrames, etc… ¿Compensa?
Pues para mi si, la moto es algo
peligroso, si. Pero sin duda compensa, la libertad que da una moto es
insuperable. El asfalto, el viento, los paisajes que nos rodean. Desde ríos o
pantanos hasta valles y altos picos nevados, los olores que se sienten en una
moto… No hay nada similar a viajar sobre dos ruedas. Como dice la canción la
motocicleta de los bravos: “Poder llegar a cualquier lugar, llegar, mirar y
regresar” Sin duda nada mejor que una moto para ser feliz en el día a día.
Desde el corazón se despide un
motero enamorado de su moto.